La Erección Matutina



  Las erecciones mañaneras, o como se les conoce médicamente, "tumescencia peneal nocturna" (en ingles, Morning Wood), no solo es un fenómeno fisiológico interesante, también puede decirnos mucho sobre la función sexual de los hombres. Las erecciones matinales del pene afectan a todos los hombres, incluso a los hombres en el útero y a los niños. También tiene una contraparte femenina, la erección nocturna del clítoris, que se discute con menos frecuencia.

Las erecciones nocturnas del pene ocurren durante el sueño de movimientos oculares rápidos (REM) (la fase durante la cual soñamos). Ocurren cuando ciertas áreas del cerebro se activan. Esto incluye áreas en el cerebro responsables de estimular los nervios parasimpáticos (los nervios de "descansar y digerir"), suprimir los nervios simpáticos (los nervios de "lucha y huida") y humedecer las áreas que producen serotonina (la hormona del estado de ánimo). Esto no pasa durante otras partes del ciclo del sueño. Este cambio en el equilibrio impulsa la respuesta nerviosa parasimpática que resulta en la erección. Es algo espontáneo y no requiere de estar despierto. Algunos hombres también pueden experimentar tumescencia peneal nocturna durante el sueño profundo, especialmente los hombres mayores.

Se trata de un comportamiento completamente natural de un órgano sano, que se manifiesta a lo largo de la vida de todos los hombres, con variaciones en función de la edad. El pico de duración de este fenómeno se da durante la pubertad: entre los 13 y los 15 años, los adolescentes pasan con el pene en erección más del 30% del sueño. A partir de esa edad, la duración del fenómeno remite hasta el 20% del sueño en hombres sexagenarios. Incluso los bebés manifiestan el fenómeno.

Tener erecciones matutinas no solamente es algo absolutamente normal, sino que, por el contrario, no tenerlas debe ser motivo de preocupación.

Muchos hombres sienten vergüenza y es que existe el mito de que despertarse con una erección es sinónimo de haber tenido sueños eróticos. Sin embargo, esto carece de fundamento. Las erecciones matutinas las tienen todos los hombres, independientemente de lo que hayan soñado, ya que obedecen a causas fisiológicas y no psicológicas. Es una reacción del propio cuerpo, que tienen una finalidad: mantener el pene en buen estado de salud.

Las erecciones producidas al amanecer no implican excitación sexual ni tampoco son el producto de un sueño erótico.

Durante una erección tradicional surgida mediante caricias o el deseo sexual, las hormonas, los vasos sanguíneos, los nervios y los músculos trabajan en conjunto para producir la erección. Ésta comienza cuando el cerebro envía señales nerviosas al pene, en respuesta al estímulo. En este punto, la sangre fluye dentro del tejido esponjoso, el cual se agranda y se vuelve más firme. En el particular caso de las erecciones matutinas, la erección detectada por la mañana, es en realidad una continuidad del proceso natural producido por la noche, denominado "tumescencia peneana nocturna”. Este hecho no representa peligro o anormalidad alguna.

Los sueños eróticos pueden llegar a producir erecciones, pero las que experimentan los hombres de forma habitual por la mañana y, sobre todo, por la noche no guardan una relación directa con sus fantasías nocturnas. Se trata, simple y llanamente, de un mecanismo fisiológico.

La creencia popular atribuye la erección matutina a las ganas de orinar. En realidad, es un reflejo. A primeras horas de la mañana, la mayoría de varones presentan un llenado importante de la vejiga que hace que el cuello de ésta se contraiga firmemente para evitar el escape; de forma refleja se produce una tendencia a la erección en este contexto.

Despertarse sin una erección puede ser indicativo de que algo anda mal en nuestra salud. Hay diversas causas que pueden hacer que no haya erecciones matutinas, como son la apnea del sueño, el estrés, la falta de sueño, roncar y tener sobrepeso. La falta de erecciones matutinas puede anunciar problemas circulatorios relacionados con la diabetes, el tabaquismo, la obesidad o el consumo de algunas sustancias.

Por razones obvias, el fenómeno de las erecciones nocturnas del clítoris ha sido mucho más difícil de estudiar que el del pene. No obstante, en las décadas de 1960 y 1970 se puso el foco en este asunto hasta lograr identificar que las mujeres aumentaban el flujo sanguíneo hacia sus clítoris, del mismo modo que sucede en los hombres para provocar su erección, agrandando su tamaño y provocando lubricación vaginal durante la fase REM del sueño. El proceso es, por tanto, muy similar al masculino.

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