Frecuencia sexual, ¿Cuál es la normal?
Un tema que genera curiosidad e inquietud en las parejas es la frecuencia con que deberían tener relaciones sexuales. Esta pregunta suele ser muy recurrente para muchos, tanto para amantes como para especialistas. Aunque la clave parece ser el conocimiento y consenso mutuo.
Que si todos los días, que si tres veces por semana, que si una vez al mes, en fin, son muchas las opiniones, pero, ¿existe una frecuencia sexual normal? La verdad es que los especialistas afirman que no. En lo que sí concuerdan y ofrecen toda la veracidad es en el hecho de que mientras más relaciones sexuales se tiene, más aumenta el deseo y viceversa, la falta prolongada de unión carnal en la pareja, aleja cada vez más el apetito sexual.
La mejor manera de no dejarse preocupar o agobiar por este tema es ante todo evitar las comparaciones, pues cada pareja tiene sus propios tiempos, hábitos y cada relación es distinta, y más aún, cada persona es única y tiene sus tiempos y hábitos. Por lo que la frecuencia sexual se asemeja en realidad, más que a un determinado número de encuentros, a una negociación constante que muchas veces requiere algunos ajustes sobre la marcha. Es aconsejable entonces aprender a decir que “no” y también aprender a aceptar un “no” como respuesta, ya que esto forma parte de la negociación misma.
En líneas generales, se estima que al principio de una relación los encuentros son diarios, luego decaen a unas tres veces por semana aproximadamente, disminuyendo a una vez cada quince días o una vez al mes en etapas posteriores. Lejos de alarmarse, hay que tener en cuenta que la cantidad no lo es todo. Según señalan algunas investigaciones, la cantidad es reemplazada por la calidad en muchas parejas longevas.
Por último, es importante resguardar para las relaciones íntimas un tiempo especial que de ningún modo se vea reemplazado por otras actividades eróticas como ver vídeos porno juntos o la masturbación. Tampoco por el trabajo compulsivo o la atención excesiva hacia los hijos, entre otras circunstancias. En definitiva se trata de generar y preservar un momento para el encuentro sexual.
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